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El anime, (en japonés, アニメ [ aɲime ])[1] también escrito ánime y animé en español,[2] es un estilo de animación tradicional o por computadora de origen japonés.[3]
En sus inicios, la animación japonesa recibe el nombre de Senga Eiga (literalmente “películas de líneas dibujadas”), más tarde se conocerá con el término Doga (imágenes en movimiento) y, finalmente, sobre 1960 pasará a llamarse "Animeeshon" originalmente (アニメーション, animēshon?). De ahí que se abrevie a «anime» (アニメ). Por otra parte se cree que es una palabra de origen francés.[4] El anime es un medio de gran expansión en Japón, siendo al mismo tiempo un producto de entretenimiento comercial y cultural, lo que ha ocasionado un fenómeno cultural en masas populares y una forma de arte tecnológico.[5] Es potencialmente dirigido a todos los públicos, desde niños, adolescentes, adultos; hasta especializaciones de clasificación esencialmente tomada de la existente para el manga, con clases base diseñadas para especificaciones sociodemográficos tales como empleados, amas de casa, estudiantes, etc. Por lo tanto, pueden hacer frente a los sujetos, temas y géneros tan diversos como el amor, aventura, ciencia ficción, cuentos infantiles, literatura, deportes, horror, fantasía, comedia y muchos otros.[6]
El anime tradicionalmente es dibujado a mano y al principio los procesos realizados de forma digital eran muy específicos (retoque y montaje). Sin embargo, en la actualidad las tareas más comunes dentro de la producción de una animación, como podría ser el coloreado o los efectos visuales (brillos, sombras, luz ambiental, etc.), se hacen con aplicaciones digitales, que permiten un mayor control sobre el trabajo y ayudan a agilizar la labor de los dibujantes a niveles insospechados en un proceso de animación tradicional.[7] Sus guiones incluyen gran parte de los géneros de ficción y son transmitidos a través de medios audiovisuales (transmisión por televisión, distribución en formatos de vídeo doméstico y películas con audio).[8] La relación del anime con el manga es estrecha, pues la mayor parte de las historias de las series animadas anime provienen del manga. Además, también guarda estrecha relación con las novelas gráficas de origen japonés.[9]
El anime es un medio diverso con métodos de producción distintivos que se han adaptado en respuesta a las tecnologías emergentes. Combina arte gráfico, caracterización, cinematografía y otras formas de técnicas imaginativas e individualistas. En comparación con la animación occidental, la producción de anime generalmente se enfoca menos en el movimiento y más en los detalles de la configuración y el uso de "efectos de cámara", como la panorámica, el zoom y las tomas en ángulo.[10] Desde la década de 1980, el medio también ha tenido éxito internacional con el auge de la programación subtitulada y doblada en el extranjero y su creciente distribución a través de servicios de transmisión. A partir de 2016, la animación japonesa representó el 60% de los programas de televisión animados del mundo.[11]